No tenían
muchas cosas en común, sus edades eran desiguales, aunque en sus pensamientos
eran bastante similar y se divertían a costa de ello. Sus maneras de caminar no
coincidían, mucho menos sus estaturas, pero sus manos cuando se unían parecían
haber sido forjadas en el mismo molde, piezas exactas para encajar unas con
otras y con los dedos entrelazados de vez en cuando caminaban en la misma
dirección.
Él se sentía
dueño del mundo y de sí mismo. Ella, frente a él, como una niña insegura, con
sus emociones confundidas. Y aunque rara vez estaban juntos, a la distancia se
tenían el uno al otro y ellos lo sabían.
Así es la
historia de Bella, como muchas otras tantas, que van y vienen, sin saber cuándo,
donde y cómo será el final.
Se tenían a ellos mismos. Hasta los polos opuestos se atraen.
ResponderBorrarUn abrazo de viernes.
Gracias por leer y compartir Ani!
ResponderBorrarabrazo y buen finde.
Lo importante es conectar el alma...
ResponderBorrarUn beso suspirador.
Gracias Eva, besos para vos también
BorrarEs bonito leer las cosas cotidianas dichas por los poetas como tú.
ResponderBorrarSaludos.
Gracias por visitarme Pitt
Borrar¡Que romántico! tenerse y saberse :)
ResponderBorrarbesitos Bella
Gracias Paloma! que viva el amor
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