Te escribo para sentirte más cerca, la vida no provoca nada en mí en tus largas ausencias, extraño la resonancia de tu vos y también el silencio de las palabras omitida en tus relatos, ya sea por vergüenza o timidez.
Tu ansiedad atropellada para describir tus proyectos, las ganas que juntamos para vernos. Los largos abrazos atiborrados de emociones.
Reírnos como niños cuando jugamos, nuestras peleas sin sentido y tantas otras cosas que son solo de a dos.
Me guardo en la retina, el brillo de tu contemplación cuando hacemos el amor.
Hoy me confieso en un vacío que no sabía que existía.